¿No será mucho? Pretender que de un día para otro el nuevo año traiga una nueva vida suena a demasiado. Lo nuevo, lo transformado, renovado, lleva tiempo. A algunos les lleva más que a otros, pero en definitiva el tiempo interno es algo muy vinculado a las experiencias personales y colectivas que nos marcan el camino.
Ese camino que elegimos o estamos empujados a seguir, siempre puede llegar a rotondas, cruces y bifurcaciones. Quizás de eso se traten esos primeros momentos de un tiempo donde hacemos un alto para repensar el destino y la ruta a seguir. Un repensar superficial o profundo que nos lleva a mirar el ayer y el hoy en perspectiva. El miedo a lo que vendrá, pensando en lo que hicimos mal o el abismo del sentirnos vulnerable nos condiciona. Por eso, la vida nueva parece lejana, difícil, casi imposible.
Pero cuando nos permitimos parar en el cruce o dar vueltas a la rotonda lo necesario en nuestro propio tiempo interno, la elección del camino tendrá que ver mucho más con eso nuevo, renovado o transformado. Año nuevo, vida nueva ¿No será mucho? Y depende del tiempo que cada uno quiera dedicarle.
Miramar, 2011.
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