Si hay algo que me sigue asombrando de esta parte del mundo es la diversidad. En las últimas semanas fui a dos casamientos y a una celebración de dos bautismos y dos confirmaciones; todos de adultos. El común denominador fue la diversidad: ingleses, peruanos, indios, polacos, italianos y chinos.
Casamientos hindúes, bautismos y confirmaciones católicos. Fuera de tener el placer de compartir estos momentos especiales en la vida de amigos o miembros de la parroquia, la verdad disfruté del encuentro de los distintos mundos. Mientras hablaba en inglés con mi amiga polaca, ella le traducía a la madre mi adicción por Kapuscinski. Bailé salsa -pizco de por medio- con la familia de Nadia, con la que sentí me unía algo más que el idioma. Intercambié sonrisas y abrazos con Yimin durante su bautismo, y compartí un asado con música folklórica inglesa con los recién sacramentados.
Aún siendo fracciones con múltiples idiomas de por medio y distintas formas de entender la realidad, el común denominador fue el querer compartir.
Casamientos hindúes, bautismos y confirmaciones católicos. Fuera de tener el placer de compartir estos momentos especiales en la vida de amigos o miembros de la parroquia, la verdad disfruté del encuentro de los distintos mundos. Mientras hablaba en inglés con mi amiga polaca, ella le traducía a la madre mi adicción por Kapuscinski. Bailé salsa -pizco de por medio- con la familia de Nadia, con la que sentí me unía algo más que el idioma. Intercambié sonrisas y abrazos con Yimin durante su bautismo, y compartí un asado con música folklórica inglesa con los recién sacramentados.
Aún siendo fracciones con múltiples idiomas de por medio y distintas formas de entender la realidad, el común denominador fue el querer compartir.
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