Sun in the UK, en resumen...

Wordle: Sun in UK

Thursday, December 20, 2007

Amsterdam: entrada libre, pero un frio de c...

Y salimos de la manga. Con la primera sonrisa nos pusimos la campera, los guantes y caminamos por los interminables pasillos del aeropuerto de Amsterdam. Llegamos a migraciones y yo esperaba que Avgoustinos pasara antes que yo (por ser ciudadano europeo), pero no: esto de tener una princesa argento-holandesa tiene sus ventajas, por eso el oficial me saludó con un "hola, gracias" y, sello de por medio, me despachó sin pregunta alguna. El pobre chino que estaba delante mío se tuvo que comer 15 minutos de preguntas. Amigos, claro ejemplo de que este mundo sigue manejándose por los pantalones de los hombres. Chicas, ¿quién se ofrece a casarse con el príncipe Harry así tenemos entrada libre a UK?


Bueno, entramos nomás. A pesar que los grados centígrados decrecían a medida que pasaban las horas, el Hotel Lloyds nos esperaba con una habitación increíble por lo que pagamos. El diseño muy chick por un par de mangos es una idea a tener en cuenta cuando esten renovando sus habitaciones amigos. Una buena cama y acolchado blanco, paredes naranjas y una bañadera en el medio del cuarto. Con eso estamos hechos. Ah, adentro del placard está el lavatorio y separado el inodoro, haciendo las veces de baño. La verdad que mirar la ciudad desde el agua es otra cosa.


Pero la ventana escarchada nos recuerda también el frío polar. Cada vez que salimos, el atuendo básico es dos pares de medias, gorro, bufanda, dos sweaters, camperón y botas. Si te olvidás los guantes, directo a amputación. Lo común fue cero grados y llegamos a sufrir menos cinco. Creo que el lunes a la noche fue peor porque nos mirábamos cada dos cuadras deseando estar en Buenos Aires o Nicosia. En Delft, los ríos y lagunitas servían de pista de aterrizaje de los pájaros que aprendían a patinar sobre hielo.


Con Augus tenemos una teoria. La gente no solo usa el tranvía y los trenes para moverse de acá para allá, porque sean eficientes o limpios (aunque caros, por supuesto), sino sobre todo cuando esta cansada de no sentir la cara, los pies o hasta el culo. Pero también estan los valientes o atemplados que salen a andar en bici con un simple bucito en la Miramar holandesa o la ciudad de los bicivoladores. A pesar del frío pedalean de lo lindo.


Aunque sin bicicletas, recorrimos caminando y en bote la Amsterdam de los canales, de los coffee shops y de la zona roja. Nosotros preferimos la droga de Van Gogh, Vermeer y Rembrandt. Vale lo mismo, pero el efecto dura más tiempo. Entren a ver mis fotos pero antes pónganse una bufanda: http://www.flickr.com/photos/suninuk/

Saturday, November 10, 2007

La indiscutible fiesta es la latina

"Bomba, para bailar esto es una bomba..." Un kuwaiti que a pesar de su corta estatura movía sus piernas como Chayanne, uno de Kazaksthan que alcanzó el éxtasis al ritmo de una licuadora, y mi amigo de Guayana que gritaba como loco después de tres cervezas y cuatro horas de transpirar la camisa al ritmo de la salsa, el reguetón y la cumbia latina. Este es el escenario de la primer fiesta en la que todos bailaron y la pasaron bomba desde que llegué a esta ciudad.

Amigos, nuestra típica música de casamiento es el centro indiscutible de un buen momento en cualquier parte del mundo. Imagínense a un austríaco, una alemana y dos ingleses tratando de copiar mis pasos y movimientos de cadera con ¡un Calamaro queriendo hacer el amor en el balcón! Esto es incomparable a cualquier intento de diversión en un bollywood party (una mezcla de música india con aerobics) o alguna otra fiesta temática que la universidad propuso en estos meses. Ayer el reguetón hizo explotar a ingleses de traje mientras veían a africanas, asiáticas, europeas y latinas mover las caderas con unos jeans bien ajustados.

Como verán, esté donde esté un buen cuarteto y el matador de los cien barrios porteños de nuestros Fabulosos la siguen rompiendo.

Sunday, November 4, 2007

Rutinas post cambio de piel

¿Qué hacés durante el día? Esta suele ser la pregunta de algunos amigos y familia que andan por mi Buenos Aires querido. Bueno, el cambio de piel conservó algunas escamas previas y agregó algunas otras nuevas. Veamos.

El café con leche con tostadas y manteca sigue intacto, pero le hemos agregado cereales con leche gracias a la influencia de Debbie y Sayda en mi pasada por su cálido hogar londinense. A veces pausado, con diario de por medio o algún libro, y otras a las apuradas para no llegar tarde a clase. Lo bueno es que tengo un tostador eléctrico en la casa, así que siempre me las ingenio para no perderme la mejor comida del día. Y a empezar se ha dicho.


En vez de trabajar acá estudio. Aunque por supuesto es un placer, este es otro tipo de trabajo. Entre dos y seis horas me dedico a escuchar a mis profesores y a debatir en clase. Y mi after office es una especie de charla con o sin café, hasta a veces de parados, con mis compañeros africanos, europeos, asiáticos y de medio oriente. Los americanos escasean. Para recordar mi lengua camino de regreso a mi hogar y Nadia, una peruana con quien comparto la casa, me espera con un lindo ¿cómo estás?! Pero antes de escucharlo paso por la biblioteca a buscar o renovar alguna de las pilas de libros diarias que se amontonan en mi escritorio a la espera de una ojeada, aunque sea.


Un plato de arroz, una ensalada, un omelette de queso o unos fideos con manteca suelen ser mi almuerzo veloz. De la lavada de platos paso directo a leer, escribir, o debatir en una plataforma online. Hay días más productivos que otros. Pero siempre un laburito para el cerebro tengo a la espera. A veces el mate ayuda, otras un buen café para despertarme o algún cd de fondo. Y acá la noche llega rápido.


Oscurece a las seis, aunque ahora que estamos en un otoño medio invierno la luz natural escasea más temprano. Y seguro Mehriban o Nadia -las otras damas de la casa- cocinan algo así que yo me dispongo a hacer lo mismo y compartir la cena con ellas alguna que otra vez. Un pastel de papas o pescado al horno han sorprendido a quien les habla en base a las inexistentes habilidades culinarias en cartera. Otras cenas tengo alguna compañia masculina, pero eso lo dejamos ahí.


Los fines de semana la rutina se altera con una cerveza entre amigos en algun barcito estilo kilkenny o una visita a Vanesa y Alexis, las chicas de Londres. Como verán para la vida social siempre me hago un lugar. El cambio de piel no puede con ese gen.

Sunday, October 21, 2007

Cambiando el color de piel

Somos animales de costumbres, hay que aceptarlo. Cuando andamos perdidos en un ambiente nuevo nos toma nuestro tiempo cambiar la piel de verde a roja, dejar caer las escamas y volver a sentir comodidad. En eso ando yo en estas semanas: profesores con Phd en sus espaldas que son humildes e informales, pizarrones inteligentes que funcionan como la pantalla de una laptop, caminatas de una hora y media como pan de cada día, cena a las siete de la tarde en un otoño que parece invierno, y bibliotecas que ofrecen un inmenso compilado de conocimiento del planeta a un click de distancia. El proceso es placentero, fácil y difícil a la vez, incómodo pero saludable para nuestro camaleón interior ¿Y los cambios en sus vidas cómo andan?

Tuesday, October 9, 2007

Un descanso bajo la sombra de un mismo árbol

Es martes 2 de octubre y la noche inglesa no nos deja dormir. En el jardín de mi nuevo hogar, diez almas expulsamos humo por la boca a pesar de que la conversación que nos mantiene a la intemperie es cálida. Una conversación sobre la realidad. La realidad de Zimbabwe, de Venezuela, de Argentina, de Inglaterra, de Guayana, de India. La noche parece estar detenida en el tiempo mientras el aliento de cada uno se vuelve cada vez más frío, aunque sólo queremos seguir ahí, pululando en la conversación de la noche, encandilados por las luces del jardín.


Un descanso bajo la sombra de un mismo árbol. Eso es el multiculturalismo. Aunque a veces en nuestras grandes ciudades o pequeños pueblos el “pluralismo cultural” suene algo lejano, algo que no nos toca o que no capta nuestro interés en la vida agitada de trabajo de Buenos Aires, está ahí, esperándonos. Esperándonos e invitándonos a participar de la conversación, para enseñarnos siempre algo nuevo sobre los otros. Esos otros de los que les hablaba hace unos días. Pero no solo para conocer sus creaciones y expresiones, sino sus vidas, historias, olores, lenguas, sonrisas, y hasta su humor y su amistad.


Amigos, acá tengo un gran roble donde relajarme bajo su sombra. Más de 150 países representados en los estudiantes extranjeros que vienen a esta universidad a formarse para luego volver a sus respectivos lugares de origen o andar de aquí para allá tratando de hacer algo diferente. Estudiantes como el chipriota con humor porteño, con el que no puedo parar de reírme y filosofar; como mi amiga de Turkmenistán, que me espera siempre con una sonrisa y un té verde para probar; y como el sudamericano de Guayana, un latino angloparlante con el que comparto las complicidades del continente y hasta el amor a Paul Farmer (Poli, can you believe this!). Este árbol es lo mejor de la universidad. Los suelos, aires, idiomas y transpiración de los otros. Esos distintos, esos iguales.

Thursday, September 27, 2007

Los otros y sus creaciones

La cultura da forma a nuestra visión de la realidad. Cada persona y sus creaciones actúan como espejos donde todos pueden mirarse. Esto nos permite crear y recrear conceptos que moldean nuestras actitudes a través de la mirada de los otros. Y la verdad que acá los museos, teatros, y exhibiciones gratuitas o muy baratas (digamos que unos cinco pesos para los ingleses) regalan estas visiones a quienes eligen tomarlas.


En mi amateurismo no me canso de escuchar a guías como el señor de barba blanca y ojos verdes que eligió jubilarse y donar su tiempo en el Observatorio Real para contarnos a todos los visitantes los vericuetos de la historia astronómica y de la navegación, hasta llegar al meridiano de Greenwich y las cartas que lee cualquier Jack Sparrow que decide adentrarse en las aguas a bordo de algo que flote. Tampoco me aburro tratando de adivinar qué pasaría por la mente de Rembrandt, Caravaggio, Vermeer y Turner cuando pintaron cada rostro, cabello risado, vestido de seda o mar abierto. Ni de imaginar las procesiones y ceremonias religiosas en oda a la diosa Atenas hace 2.500 años a través de las esculturas del Partenón. O de mirar atónita la "piedra Rosetta" que ayudó a descifrar los jeroglíficos egipcios.



Pero la verdad es que no podría haberme mirado en esos espejos de no haber tenido acceso a estas obras, composiciones, expresiones e historias. Si los museos, galerías de arte, salas de teatro y exposiciones no estuvieran abiertos al público esto no pasaría. Porque las obras son de quienes las crearon, por supuesto, pero el que estén al alcance de cualquiera es obra de las instituciones que decidieron que así fuera.


Y como dice R. J. Collingwood, en la entrada al Museo Nacional de Escultura de la ciudad de Valladolid, “el arte es la medicina de la comunidad para la peor enfermedad del espíritu: la corrupción de la conciencia". Por eso, no hay nada mejor que la visión de los demás para complementar la propia.


Amigos, les recomiendo darse un paseo, aunque sea por internet, porque la vida a través de la mirada de los otros es la única forma de enriquecer la propia mirada de la vida. Este pensamiento no es mío, gracias al maestro Kapuscinski que lo he hecho regla a seguir en mi propia mirada.



Acá les dejo unos links por si quieren profundizar en lo que anduve visitando en este mes:

-The British Museum (las esculturas del Partenón, Egipto y Oriente medio, junto a la exhibición de África, sin palabras)

-The National Gallery (las pinturas del 1600 al 1700 son las que a mi más me gustan, especialmente Holanda e Italia, increíble)

-Tate Modern (pintura y escultura contemporánea, lo mejor a mi piacere Mark Rothko)

-Natural History Museum (la sala de ecología y los movimientos de la tierra la verdad que muy educativas y con muchos juegos para chicos, muy bueno)

-The Institute of Contemporary Arts (visité la exhibición de pintura y escultura de los premios Koestler de presos y niños internados en hospitales, excelente, acá les dejo el link)

-The Shakespeare's Globe (fui a ver El Mercader de Venecia, fue realmente como estar en el siglo XVI mirando teatro, riéndose todos a carcajadas como en aquella época elisabetiana, sentados en bancos de madera con un almohadón alquilado por unas monedas)

-The Royal Observatory (el museo de relojes marítimos es increíble, además de la clásica foto con un pie de cada lado del meridiano)

-The National Portrait Gallery (por ahora solo visité una exhibición especial sobre retratos holandeses, como verán son mi debilidad)

-Kew Gardens (la exhibición de Henry Moore es exquisita, rodeada de uno de los jardines más lindos de Londres)

-Royal Albert Hall (cualquier pieza que escuchen acá es increíble. Nuestro teatro Colon es muy similar así que no pierdan su reapertura. Yo fui a una de las presentaciones de los BBC Proms, acá les dejo el link)

Saturday, September 22, 2007

La comida: un placer no siempre correspondido

Comer acá es raro. Digamos que no es novedad que la comida sea un tema cuando uno viaja. Por suerte hay cosas que las disfruto, como los platos de Debbie y algunas delicias de panadería, pero también hay otras que definitivamente no son para mí. Aunque trato de abrirme a nuevas experiencias culinarias no siempre el resultado es positivo para mi estómago.

Primero vamos por los pro. La verdad que Debbie no solo es una anfitriona de lujo, que hasta me lava la ropa y pone flores en el escritorio de mi habitación, sino que es una excelente cocinera. Se imaginarán que siendo este mi peor defecto mejor match imposible. Así que como me ve calentarme mi fast food en el microondas, más de una noche se apiada de mi y me invita con un buen pollo al horno con verduras y papas, arbejas pisadas con algo de queso y chilli, o fideos a la bolognesa con hongos, apio y mucho picante. Si a esto le sumamos que los típicos muffins ingleses, sus galletitas dulces y patisserie van cabeza a cabeza con nuestras bolas de fraile y churros con dulce de leche, por ahora el intercambio culinario debería venir perfecto.


Ahora bien, el tema es que no todos cocinan como Debbie. Y como me mal acostumbré las primeras semanas a su gusto y equilibrio, cada vez que me ensarto con un sandwich o un pollo masala hindú que rebosan de picante sé que tendré un día con el estómago sensible. Así me pasó ayer, en Starbucks, donde encuentro muy buenos cafés de Etiopía y Colombia, pero también donde los sandwiches además de pollo o jamón suelen tener mostaza con pepino, chilli y cebolla. Quienes disfrutan estas combinaciones medio estrambóticas, ¡vengan para estas orillas que hay en todos lados!

Y así estamos. Intercambiando buenas comidas caseras con otras un poco más extrañas y picantes. Ustedes, ¿cuáles prefieren?

Cómo somos los argentinos

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